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Consumo del agua en la agricultura

La huella hidrológica del sector agrícola de regadío tiene un papel importante, pues representa más del 70% del agua disponible para el consumo a nivel mundial. El estrés hídrico en este caso es muy elevado. La prioridad debería ser incentivar prácticas que aumenten la productividad del agua, incluida la rehabilitación y modernización de las infraestructuras de riego ya existentes y la adopción de tecnologías más innovadoras. 

10 junio, 2021

Escasez de agua

La gestión de los recursos hídricos es propensa a conflictos en todo el mundo, por lo que garantizar un uso sostenible, no es tarea fácil. El agua como recurso natural renovable, es fundamental para la vida humana y para los procesos productivos. Sin embargo, la cantidad y la calidad de la misma se ha visto disminuida por los desequilibrios que ocasionan el aumento demográfico, los cambios en los patrones de consumo, la agricultura de riego, el desarrollo industrial y las persistentes sequías, acentuadas por el cambio climático. 

La combinación de ambos factores ha desencadenado en grandes problemas en la gestión del suministro de aguas, teniendo en cuenta que, además de para el consumo humano, este recurso es indispensable para la seguridad alimentaria, desde la producción, pasando por la elaboración de alimentos hasta los hogares y los consumidores. Desafortunadamente el uso del agua no se gestiona de manera eficiente, tanto a nivel mundial, como nacional.

La escasez del agua es uno de los principales problemas que tenemos que abordar en la actualidad en todo el mundo. Se calcula que cerca del 97% del agua de la tierra es salada, por tanto, no es apta para el consumo humano, el resto en gran parte son aguas subterráneas, y menos del 1% es agua dulce disponible para el consumo. Esto nos hace conscientes que el agua es un recurso escaso y limitado, además de la base para un desarrollo sostenible. 

La necesidad de “producir más con menos” cobra vital importancia, consecuencia del aumento de la población, los recursos de agua dulce disponibles por persona, han disminuido más de un 20% en los últimos tiempos. A medida que la demanda aumenta, el agua dulce se vuelve cada vez más escasa, y la competencia por ella se intensifica. 

El agua en el sector agrícola

Concretamente, la huella hidrológica del sector agrícola de regadío tiene un papel importante, pues representa más del 70% del agua disponible para el consumo a nivel mundial. El estrés hídrico en este caso es muy elevado. La prioridad debería ser incentivar prácticas que aumenten la productividad del agua, incluida la rehabilitación y modernización de las infraestructuras de riego ya existentes y la adopción de tecnologías más innovadoras. 

Además, el cambio climático está alterando los patrones de lluvias. El aumento de las sequías y los déficits de agua en la agricultura de secano representan un riesgo para la vida y la nutrición. Es importante señalar que el uso del agua para la producción de alimentos es una de las mayores presiones y seguirá siendo así, si no se pone remedio a la situación. 

La principal problemática que existe en la agricultura de regadío es que se aplica una cantidad de agua superior a la que se consume realmente. Esto es así porque los sistemas de riego nunca son completamente eficientes. Además, es necesario que una cierta cantidad de agua circule a través del suelo y arrastre sales y otros compuestos, para evitar así la acumulación excesiva de contaminantes en el suelo, tanto naturales como antrópicos. Esta agua que usamos y no consumimos vuelve al medio natural con una pérdida de calidad. 

La contaminación de las masas de agua por sales, fertilizantes y pesticidas provenientes del regadío es un problema creciente en todo el mundo. La manera en que la agricultura utilice el agua dulce será decisiva para garantizar la disponibilidad para otras actividades y para la preservación de los ecosistemas, pues como hemos mencionado, es la mayor usuaria de agua del mundo.

Así mismo, tanto la calidad del agua de riego, como el manejo adecuado del mismo son fundamentales para el desarrollo de los cultivos. Esto afecta tanto a los rendimientos de los cultivos, como a las condiciones físicas del suelo. Además, los distintos tipos de cultivo requieren distintas calidades de agua de riego. Por lo tanto, es muy importante realizar un análisis del agua y monitorizar todos los parámetros físicos y químicos, previo a todo el proceso. 

Cuando el agua es devuelta al medio natural, después de todo su uso en el regadío, con fertilizantes y plaguicidas, lo afecta negativamente. Ese río, embalse o mar, entre otros medios receptores es un foco de contaminación para el entorno. En este punto, también es muy importante realizar un correcto estudio de calidad del agua monitorizando todos los parámetros necesarios. 

Las diferencias en cuanto a la productividad del agua entre países dependen principalmente del acceso de los agricultores a materiales agrícolas modernos, sistemas de riego eficientes, y una mejor gestión del suelo y del agua. La brecha de rendimiento entre países en este sector es una realidad, para ello será necesario invertir en nuevos sistemas de riego o en la rehabilitación y modernización de los ya existentes, además de tener un control sobre la calidad de la misma. Todo esto precedido de instrumentos de política, tales como la asignación del agua para mantener o reducir el uso de la misma. 

 

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