¿Cómo influyen los desastres en la calidad del agua?
Los desastres causan deterioro en los sistemas de agua potable y alcantarillado, por eso el agua debe considerarse un elemento básico en las actividades programadas por el comité de emergencia con un adecuado análisis de vulnerabilidad para estimar el posible grado de afectación en estos sistemas frente a un desastre determinado.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un desastre es una situación imprevista que representa serias e inmediatas amenazas para la salud pública, poniendo en peligro la vida o bienestar de una cantidad significativa de personas y exige una actuación inmediata. Los desastres conducen generalmente a situaciones de emergencia y son a menudo descritas en términos de salud pública con la tasa de mortalidad neta.
Hoy en día, se sabe que la mayoría de los desastres se pueden prever y prevenir y que su impacto sobre la salud pública no siempre es inmediato, sino que los efectos pueden aparecer a medio y largo plazo. Es, por tanto, necesario controlar los efectos causados mediante programas y acciones que van desde la etapa de prevención hasta la de recuperación tras el desastre .
Los desastres se pueden clasificar como:
- Desastres naturales (debidos a un fenómeno de la naturaleza):
- De impacto súbito o de inicio inmediato: riesgos climáticos y geológicos como terremotos, tsunamis, tornados, tormentas tropicales, inundaciones, huracanes, ciclones, tifones, avalanchas, erupciones volcánicas, derrumbes, incendios forestales, y epidemias de enfermedades de transmisión por vía hídrica, de alimentos o de contacto, entre otras.
- De inicio lento o crónico: sequía, degradación ambiental, exposición crónica a sustancias tóxicas, plagas, deforestación o desertificación.
- Desastres generados por el hombre (causados por la acción del hombre y de su desarrollo)
- Industrial/tecnológico: fallos de sistemas, sustancias químicas, radiación, derrames, explosiones, incendios, terrorismo…
- Transporte: vehículos.
- Deforestación.
- Escasez de materiales.
- Emergencias complejas: guerras, agresiones armadas y otras acciones que tienen como resultado el desplazamiento de personas y refugiados.
En la década de los 90, el 90 % de los desastres naturales que ocurrieron estuvieron relacionados con el agua, y son las inundaciones y la sequía los desastres asociados con el agua dulce que resultan más mortales. Cuando dichos riesgos no se gestionan con el objetivo de reducir la vulnerabilidad humana, se convierten en catástrofes.
La contaminación del agua es muy frecuente cuando ocurre un desastre y es de vital importancia la evaluación de la calidad del agua antes, durante y después de la emergencia, debido al alto índice de morbilidad que podría darse en las poblaciones afectadas.
Los desastres causan deterioro en los sistemas de agua potable y alcantarillado, por eso el agua debe considerarse un elemento básico en las actividades programadas por el comité de emergencia con un adecuado análisis de vulnerabilidad para estimar el posible grado de afectación en estos sistemas frente a un desastre determinado.
En la evaluación de riesgos se plantean dos aspectos sumamente importantes: los métodos y evaluaciones científicas empleadas y los asuntos sociales y políticos. Dentro de los métodos y las evaluaciones científicas que se consideran necesarios, están los métodos de determinación de la calidad del agua, sobre todo con relación al agua de consumo humano.
Según la última edición de las Guías de la OMS para agua de bebida, la seguridad del agua de consumo es uno de los problemas más importantes en las mayoría de las situaciones de emergencia y desastres, para evitar el riesgo a la salud causado fundamentalmente por condiciones inadecuadas de saneamiento, higiene y protección de las fuentes de agua. Las inundaciones pueden contaminar los pozos y fuentes de agua superficiales, y las sequías obligan muchas veces a consumir agua de sistemas no protegidos.
Algunos de los parámetros que se miden con frecuencia para la inocuidad microbiana son el pH y la turbidez. Estas determinaciones fisicoquímicas son claves porque están directamente relacionadas con la desinfección, el mantenimiento del cloro libre residual en el agua y por lo tanto, la posible transmisión de agentes patógenos. De ahí la importancia de determinar los parámetros fisicoquímicos presentes en el agua de forma continua.
En general, es necesario perfeccionar e incorporar estos controles en los programas de emergencia para el agua y saneamiento, así como puntos de control en medios naturales y sistemas de depuración.
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